domingo, 11 de diciembre de 2011

Todas las claves del traslado del Atleti a La Peineta

Artículo publicado en Cinco Días
El Atlético de Madrid y el ayuntamiento de la ciudad presentaban el lunes, bajo un gran despliegue, lo que será el futuro estadio del club rojiblanco, conocido hoy como La Peineta. Una operación a cuatro bandas que debería culminar en el año 2015, cuando el club rojiblanco comience a jugar en su nueva sede, cinco después de lo planeado en un principio.
Según el acuerdo firmado en 2008, del que ahora solo cambia la fecha para los Juegos Olímpicos, el estadio será propiedad del consistorio hasta que haya finalizado la cita olímpica de 2020, y será utilizado por el club en régimen de concesión para su utilización como campo de fútbol. Una vez finalizada, la propiedad de la parcela pasará a ser del Atlético, cambiando su calificación de bien de dominio público a bien patrimonial para ser enajenado por un precio de 41 millones de euros más el IPC interanual. En el caso de no ser designada sede olímpica, el Atlético podrá exigir el adelanto del traspaso patrimonial.
El precio máximo de la obra está fijado en 200 millones de euros más IVA, y debe servir para levantar la instalación y adecuar los accesos a la misma, incluida una nueva salida desde la autopista colindante al estadio, la M-40, en sentido norte, y una remodelación del actual desvío en sentido sur. Sumados a los 41 por la compra de la parcela, la operación se dispara por encima de los 250 millones de euros.
Es en ese instante cuando entra en juego el tercero de los actores y clave de esta operación: Fomento Construcciones y Contratas (FCC), que se hace cargo de los costes de la construcción del estadio. A cambio, obtiene la explotación de los terrenos que le corresponden al club rojiblanco en la ya derruida fábrica de Mahou, cuarto elemento del proyecto, ubicada a escasos metros del Vicente Calderón. Una superficie total de 92.297 metros cuadrados, de los cuales algo más de 31.000 correspondían al Atlético y ahora a FCC, y sobre los que el ayuntamiento le permitirá edificar un máximo de 1,9 metros cuadrados por cada metro cuadrado de superficie.


Con los cerca de 2.000 pisos que la constructora levante y consiga vender en esos terrenos deberá financiar la obra. Estos son aún un solar, por lo que, según los plazos actuales, FCC deberá adelantar el importe de la obra al menos hasta que consiga explotar el terreno que le corresponde. El riesgo que supone embarcarse en la venta de vivienda, dada la depresión del mercado inmobiliario, ha sido uno de los motivos que han demorado la obra. Además, FCC también se hará cargo de la demolición del Calderón y del soterramiento del tramo de la M-30 que lo atraviesa, y convertirá, como parte del acuerdo con el ayuntamiento, en un parque y zonas verdes el lugar al que desde 1966 peregrinan los aficionados del Atlético de Madrid. El por ahora alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, podrá ver así completado su proyecto Madrid-Río.
El traslado no generará beneficio económico alguno al club del Manzanares, pese a que en el germen de las conversaciones con el ayuntamiento, en 2004, sus responsables pretendían rebajar parte de la deuda, cifrada a 30 de junio de 2010 en 452 millones de euros, y potenciar la parcela deportiva. También se planteó una consulta a los aficionados que, finalmente, no se ha llevado a cabo. El trato se reduce al cambio de estadio por estadio, más los ingresos que pueda generar la nueva Peineta, diseñada por los arquitectos Cruz y Ortiz.
Esta contará con un aforo cercano a los 70.000 espectadores, y se levantará sobre una parcela de 88.150 metros cuadrados. El Vicente Calderón, hogar actual del Atlético, tiene una capacidad para 55.000, de las que habitualmente se ocupan, de media, algo menos de 40.000. Con el nuevo equipamiento, los responsables del club aspiran a ingresar unos 20 millones más cada año, por el mayor aforo, zonas vip y locales comerciales. Además, esperan encontrar un patrocinador que dé nombre al estadio, pese no haber podido encontrar uno para sus camisetas en la temporada actual.

El hecho de que se haya vuelto a presentar el proyecto, como ya se hizo en 2007, no es casualidad. Las renovadas aspiraciones olímpicas de la capital de España de cara a 2020 han impulsado una operación estancada desde que perdiera la organización de los Juegos de 2016. Desde entonces, el proyecto olímpico dejó de ser una prioridad para el gobierno municipal, pero una vez confirmada la candidatura para 2020, este se apresuró a aprobar el plan especial que permite continuar con el convenio firmado en 2008 con el Atlético.
Ruiz-Gallardón, principal impulsor de la candidatura olímpica, tampoco quería faltar a la presentación de la estrella de su proyecto, ante su probable marcha de la alcaldía para formar parte del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy.


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