jueves, 10 de diciembre de 2009

Contradicciones

Desde que llegó al banquillo del Atlético de Madrid hace algo más de un mes, Quique Flores ha intentado inyectar “discursos en vena”, como dijo en su presentación. Aquella en la que justificó y apoyó la presencia del Frente Atlético en el entrenamiento del día anterior. Su balance, por el momento, son tres derrotas y dos victorias en liga, dos empates y una derrota en Liga de Campeones, y dos victorias ante el Marbella en Copa. Se habla de que las sensaciones son otras y que el equipo evoluciona bien.



Sánchez Flores insiste últimamente en la necesidad de “repetir hábitos”, “cosas que le van sentando bien al equipo”. Lo hizo en la previa del partido contra el Oporto, después de ganar dos partidos seguidos con una alineación más o menos estable, con un mediocampo en rombo. En esa misma previa, aseguró que “queremos depender de nosotros, no vamos a mirar a Stamford Bridge”. Pareció, el día después, que esos buenos “hábitos” que había que repetir no eran lo suficientemente buenos, volviendo al doble pivote con Cléber Santana, y con un Maxi incapaz de llegar a tiempo a ningún balón. Un planteamiento erróneao que trajo consigo una derrota sonrrojante, la mayor del club en competición europea en toda su historia. La justificación posterior del entrenador fue que "reservamos pensando que el Apoel perdería" . Menos mal que no miraba a Stamford. Un razonamiento de entrenador pequeño para un equipo como es el Atlético de hoy en día, también pequeño. La contradicción es tal que, aún con la intención de reservar, alinea a su mejor jugador, el Kun Agüero, que posteriormente saldría lesionado con una sobrecarga muscular.



En la misma rueda de prensa posterior al partido contra el Oporto, Sánchez Flores redondeó su comparecencia afirmando que  "la Champions es elite pura que elige lo mejor y nuestro lugar no está ahí”, al mismo tiempo que su presidente afirma que el entrenador está conforme con la plantilla que tiene y la prensa vende un interés por jugadores de media Argentina.
 Quique Sánchez Flores no ha solucionado  los problemas que surgieron durante el periodo de Abel, para lo cual fue contratado hace más de un mes. Tiempo sufiente para comprender que ciertos jugadores no tienen sitio en ese club, y que la adquisición de jugadores es urgente si no quiere volver a coquetear con la segunda división. Su pimer objetivo, acabar entre los siete primeros antes de Navidad, es ya su primer fracaso. Tras su correcta oratoria se esconde un mensaje vacío y contradictorio, y una concepción de lo que es el Atlético que, por lo declarado, no sitúa al club entre la élite, y a al vista de la conformidad con su plantilla ni piensa situarlo. Los que le pagan tampoco parecen muy interesados en ello, y lo que menos le interesa al Atlético es, además de unos directivos culpables , un “pagafantas” y vende-humo como entrenador.

sábado, 5 de diciembre de 2009

El más emocionante y previsible desenlace del campeonato brasileño

Este domingo, el campeonato brasileño llega a su fin con el título en juego. A falta de la última jornada, hasta cuatro equipos tienen opciones para hacerse con el Brasileirao: Flamengo, líder con 64 puntos, e Internacional, Palmeiras y Sao Paulo, empatados a 62 puntos. Todo hace pensar que será una tarde de fútbol apasionante y de infarto. Pero, quizá, todo esté mas claro de lo que parece.



Uno de los partidos más calientes que se dan en el fútbol brasileño es el derby entre los equipos del Estado del Río Grande. El conocido como “gre-nal” es un clásico del fútbol, que enfrenta a Gremio e Internacional de Porto Alegre. Un duelo que divide la ciudad y que va más allá de la simple rivalidad entre equipos de la misma ciudad. Y es que el Gremio ha visto como su peso en el fútbol brasileño en general, y en Porto Alegre en particular, ha ido disminuyendo al mismo tiempo que Internacional se ha convertido en un grande del continente americano, aún con las victorias en la Copa Libertadores y en el Mundialito de Clubes muy recientes. Y, el domingo, Internacional luchará por el título, mientras que Gremio parte desde la séptima posición.



Si dependiera de la Geral do Gremio, la “torcida” del club, su equipo no pasaría de ese séptimo puesto con tal de que Internacional no gane la liga. Y lo tienen en su mano. Gremio se enfrenta al líder, el Flamengo, en Maracaná, con una afición pidiendo a su equipo que pierda. Si gana el Fla, será campeón diecisiete años después, y lo que haya hecho Internacional carecerá de importancia. ¿Los jugadores de Gremio se verán afectados por la presión de su hinchada? Si gana el Flamengo, ¿se le achacará a Gremio cierta dejadez? Y lo más intrigante, ¿cómo recibirá la hinchada de Gremio a su equipo si se le ocurre ganar? Con situaciones como ésta, se nos plantea la cuestión de si es de recibo que el odio a un equipo supere al amor al propio, hasta el punto de desear la derrota de éste para fastidiar al eterno rival. Un debate que también conocemos en el fútbol español


Free Blogger Templates by Isnaini Dot Com and Ferrari Cars. Powered by Blogger