jueves, 6 de noviembre de 2008

Vivencias en Liverpool

El partido del martes contra el Liverpool era algo más que un simple encuentro de fútbol. Para la afición del Atlético de Madrid, era el retorno a un gran estadio de Europa, y qué mejor que Anfield Road para desplazarse en masa y vivir un día en la ciudad de Los Beatles.
Se dará cuenta de este detalle nada más pisar suelo firme. El aeropuerto tiene como nombre “John Lennon”, y nada más salir de él, un “yellow submarine” como bienvenida.




Allí esperaban los autocares, diferentes según el viaje contratado: los del Corte Ingles, imponentes y limpitos. Los de la Agrupación de peñas, viejos y destartalados.





No hay mucho que ver en Liverpool, esa es la verdad. Visita obligada, ya que estamos en un viaje futbolístico, es Goodison Park, el templo sagrado del Everton, el club de la gente, como se lee en su fachada. Allí puedes entrar pidiéndole amablemente a algún empleado si puedes echar una foto al campo. Él sólo te pondrá un límite: no pises el césped. A partir de ahí, haz fotos desde donde quieras: arriba de un fondo, desde la tribuna… el lema del estadio hace honor a ese club. Goodison, como Anfield, es un estadio viejo. Sus asientos no están hechos para personas de más de 1.80 y aún se conservan sillas de lo más rústicas. Pero el olor a césped y la atmósfera de un estadio inglés compensan cualquier incomodidad.





De ahí al centro en autobús, por 1,60 libras. La tienda oficial del Liverpool estaba arrasada, y las calles vestidas por las bufandas rojiblancas. Mathew Street y su The Cavern es el punto neurálgico de los turistas. De ahí a Albert Docks a ver el río Mersey, tan grande como sucio. Allí nos encontramos con Roberto Solozábal, baluarte del Atlético del doblete y con quien no se ha hecho justicia, ni por parte de la directiva ( no sorprende) ni por parte de la afición, que sigue coreando al Cholo Simeone y se olvida de un auténtico rojiblanco como Solozábal.

La verdad que el rollo Beatles-Liverpool F.C. llega a resultar cargante. Las caras de Lennon, McCartney, Harrison y Starr están en cualquier cartel de la ciudad junto a un escudito del Liverpool.

Los aficionados de los reds acogieron amablemente a los atléticos. A cada español con su bandera y su bufanda atlética, los Scousers que pasaban con su coche apretaban sus claxon , y algunos viandantes llegaban a pronunciar un “Athlechicou” en señal de ánimo. El ambiente de confraternidad era inmejorable. En los pubs cercanos a Anfield, aficionados de ambos equipos se mezclaban e intercambiaban sus opiniones sobre Torres y las pòsibilidades del Liverpool en la Premier. Eso los que sabían inglés, los que no, sólo necesitaban una pinta en la mano para demostrar esa hermandad surgida desde el partido del Calderón.

Un buen rollito que llegó a ser excesivo y hasta repelente. Está bien que las aficiones convivan en armonía y se evite la violencia, pero que los atléticos griten “Liverpool! Liverpool!” cuando acaban de ser robados por un árbitro no lo llego a comprender. Es Anfield, es la histórica afición del Liverpool… pero esa es la histórica afición del Atlético de Madrid, que no es cualquier cosa.


Anfield Road es un estadio peculiar. Las puertas de acceso son minúsculas, y los modernos tornos de los estadios de nuestra liga son aquí puertas accionadas manualmente por el taquillero. Ya desde los vomitorios se acerca el olor a hierba, y ver el estadio vacío impresiona. Como impresiona aún más verlo lleno. Pero, tengo que reconocer algo: creía que el You´ll never walk alone se escucharía más fuerte, que los aficionados taparían la música de la megafonía. Pero no fue así. Y Anfield aprieta, pero… un partido grande en el Calderón, como fue el del Shcalke 04 en Agosto, con todo el estadio entregado, no tiene nada que envidiarle a la afición del Liverpool. Y me quedo corto, aun siendo Anfield espectacular.



El partido no pintaba bien desde la grada, quizá porque el aficionado que hace el esfuerzo por estar allí, quiere ver a su equipo atacar sin complejos. Pero fue un partido serio del Atlético, que no se arrugó aunque jugase a defenderse de los zarpazos (mas bien caricias9) de los ‘Reds’ para salir a la contra. El Liverpool tuvo más el balón, pero no hizo más ocasiones claras que el Atlético, al que no pitaron dos penaltis a favor, y al que le pitaron uno inexistente en contra. En el Calderón, Keane marcó en fuera de juego, y a Maniche le anularon un gol legal. Poco más que añadir a este respecto. Bueno sí, las declaraciones de Luis García tras el partido: "¡Puaj! ¿Para qué voy a hablar si sólo he jugado tres minutos?" Mejor que no hable tampoco de su nula aportación al equipo en estos dos últimos años.


La vuelta a casa, caótica y decepcionante con parte de la afición del Atlético, que volvía al aeropuerto satisfecha con el punto conseguido. ¿Cómo esperar que alguien levante la voz por 12 años sin ganar nada, si se conforman con un empate de penalti injusto en el 94’? Caótica por la nula organización, al llegar los 2500 aficionados a la vez al aeropuerto, y por la organización del aeropuerto, que nos tuvo 2 horas de pie esperando al control de seguridad.


Detalles aparte, mereció la pena la experiencia. Aunque siempre será más cómodo y más barato ver los partidos en casa con una birrita en la mano, pero no tan espectacular.


2 comentarios:

Andres dijo...

Gran artículo, supongo que fue una gran experiencia. Tiene que ser muy bonito estar alli.

Muy cierto lo que dices de Solozabal, un gran atlético donde los haya.

Atleti siempre, podremos con las injusticias arbitrales, un saludo compañero

Senovilla dijo...

Increible my friend! totalmente de acuerdo con todo lo que has puesto. Poco a poco volvemos a ser grandes, aunque en Europa seamos el último mono..


Free Blogger Templates by Isnaini Dot Com and Ferrari Cars. Powered by Blogger