jueves, 14 de enero de 2010

El penúltimo fracaso del Liverpool

Eliminado de la Champions, de la Carling Cup y sin opciones en la Premier League, la F.A. Cup se le presentaba al Liverpool como la penúltima tabla de salvación en una temporada nefasta. Pero, como en el resto de competiciones que ha disputado, el resultado ha sido un considerable ridículo. Su derrota por 1-2 en Anfield ante el Reading, equipo que coquetea con el descenso en la First Division, no hace sino ahondar en un hecho innegable: la plantilla que ha confeccionado Rafael Benítez no da para más. Otra vez.




Al Liverpool sólo le queda la Europa League, pero observando los antecedentes, no es ni mucho menos un aspirante a llegar muy lejos en la competición. Después de fichar a más de 70 jugadores en 5 años, (73 con el último, Maxi) Benítez continúa formando plantillas de ínfima calidad. Salvo la temporada pasada, nunca ha peleado por ganar la Premier League, y continúa viviendo de las rentas que le supuso ganar la Champions League en Estambul. Este Liverpool no juega a nada. Es rácano, plano, aburrido, y ya ni siquiera es correcto tácticamente.

Su calidad individual es mínima. Vive apoyado en la garra de Gerrard y en el acierto goleador de Fernando Torres, pero las continuas lesiones de ambos durante el presente ejercicio han dejado huérfano al cuadro de Benítez. La debacle ante el Reading ha venido acompañada de las lesiones de sus tres mejores jugadores: Torres tendrá que pasar por quirófano por una lesión en la rodilla derecha y estará 6 semanas de baja, Benayoun entre 3 y 4, y Gerrard dos. Una mediocridad que ha aumentado tras la marcha de Xabi Alonso, un error clave responsabilidad única del entrenador español, que en su día prefirió fichar al inglés Gareth Barry para, al final, quedarse sin ninguno de los dos, quedando un centro del campo formado por Mascherano, un extraño elemento llamado Lucas Leiva, y Aquilani, al que fichó lesionado y cuyo nivel como futbolista es muy inferior al del mediocentro del Real Madrid.



En su alineación titular caben nombres como el del cada vez más decadente Carragher, un lateral zurdo inexperto como Insúa, el ya mencionado Leiva, o como Dirk Kuyt, un delantero cuya nula calidad para el fútbol de alto nivel le ha hecho reconvertirse en un interior diestro con la entrega como único valor destacable. Lo peor, es que son mucho mejores de lo que hay en el banquillo. No parece que el fichaje de Maxi Rodríguez, una camiseta andante en su último año y medio, vaya a mejorar las cosas. Hasta Benítez sabe qué nivel ha mostrado el jugador argentino.



Rafa alude a la falta de dinero para formar un equipo que opte a todo, algo que no tuvo demasiado en cuenta al renovar hasta 2014 con un contrato propio del mejor entrenador del mundo. Pero por resultados, juego y jugadores firmados, ni mucho menos lo es. Se van a cumplir veinte años de la última liga ganada por el Liverpool, con “King” Kenny Dalglish en el banquillo. Mucho ha cambiado en este club, que todavía no sabe lo que es ganar una Premier League. A Rafa sólo le sostiene la irracional idolatría que le profesa el público de Anfield, y, por encima de todo, un contrato multimillonario.

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