miércoles, 26 de noviembre de 2008

Otro partido a puerta cerrada…

…para los jugadores del Atlético de Madrid. Mucho se ha hablado de que la motivación no será la misma sin los 55.000 espectadores que hubieran llenado el Vicente Calderón para recibir al PSV. Ningún jugador es indiferente a un ambiente como el de las grandes noches europeas, pero viendo algunas veces a los jugadores atléticos, parece que sí.




La grada no aguanta mediocridad y, sobre todo, la falta de actitud. La pasada temporada fue Cléber, un jugador que no llega a titular indiscutible en el Mallorca, y que los aficionados pitaron como forma de protesta hacia el director deportivo, García Pitarch. Después fue Pernía, que enganchaba partidos calamitosos uno tras otro. Pero a este jugador no se le puede negar su esfuerzo y honradez, más allá de sus evidentes limitaciones técnicas y tácticas, esto último algo que el entrenador tendría que haber solucionado ya después de 3 temporadas. Ese esfuerzo, unido a un buen partido, lo recompensó el aficionado atlético con aplausos. Y es que Pernía está siendo de lo poco salvable del equipo.


El último jugador objeto de las iras de la hinchada es Luis García. Con 30 años, parece haber pasado ya su mejor época. Sólo es titular cuando se lesionan Maxi o Simao, y su actitud en el campo deja que desear. Siempre busca la filigrana y la postura para la foto, con una eficacia ínfima. La afición no le perdona su mal juego y su pobre actitud.


El hecho de que un miembro del equipo sea pitado constantemente parece haberse trasladado al propio vestuario, y este podría haber tomado medidas. No importa si es en casa o fuera, con el estadio lleno o con 2500 aficionados dejándose la voz en Liverpool, ganando, empatando o perdiendo. Tras el pitido final, los 11 jugadores atléticos se marchan al vestuario sin que ni uno sólo agradezca el apoyo a la afición, el único patrimonio, a día de hoy, que la directiva no puede vender (aunque Cerezo no quiera que viajen a Marsella o, incluso, que no se acerquen esta noche a las inmediaciones del Calderón).


Puede parecer una simpleza, pero un simple gesto como unas palmas de los jugadores hacia la grada es mucho para el seguidor, que ve que su esfuerzo ha servido de algo. A los futbolistas no les importa la grada. Pero un equipo sin canteranos y sin un capitán que sienta la camiseta tiene estas cosas. Por ello, los únicos que no estarán tristes por jugar en un campo vació serán ellos.







1 comentarios:

Andres dijo...

En que se ha convertido nuestro Atleti...

Que pena da el Club por dentro.

Pese a todo y con todo, la aficion seguiremos ahi.

Saludos Javi


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